Su Xiaofei volvió de su trabajo a la habitación del hospital de su madre, solo para encontrar una atmósfera extraña y asfixiante en el interior. Miró a su madre que estaba absorta en sus pensamientos y no se percató de su llegada, luego a su esposo que la miraba como si hubiera hecho algo que seguramente no le agradaría.
Suspiró para sí misma y se dejó caer junto a Lu Qingfeng, quien pasó un brazo alrededor de su cintura y besó su coronilla. Su Xiaofei podía sentir que algo debió haber pasado durante su ausencia, y no creía que le fuera a gustar lo que fuera. Lu Qingfeng no actuaría así, si no estuviera preocupado por su reacción.
—Hola, hermosa. ¿Cómo estuvo tu día? —escuchó que preguntaba Lu Qingfeng, sacando a Yun Qingrong de su trance.
—Mmm. Las cosas de siempre. Parece que no podremos evitar la segunda colaboración con la Señorita Bai —contestó ella, apoyando su cabeza en el hombro de él mientras miraba a su madre, que estaba sentada en su cama de hospital.
