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—Xue'er, no es lo que piensas... —trató de apaciguar Ye Mingyu la ira de Feng Xue'er, pero esta no aceptó nada, al retirar con un manotazo la mano de Ye Mingyu cuando se atrevió a tocar su hombro.
Ha pasado una semana desde su encuentro con Su Xiaofei y todavía estaba hirviendo de rabia cada vez que recordaba cómo había perdido la cara por culpa de esa mujer. Tenía que admitir que algo había cambiado en Su Xiaofei, sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que su desagradable personalidad todavía repelía a la gente a su alrededor.
En cuanto a Lu Qingfeng y Xi Qian, Feng Xue'er nunca entendería por qué seguían siendo amigos de esa mujer altiva.
—¡No me toques! ¡Todo esto es culpa tuya! ¡Me mentiste! —siseó ella a Ye Mingyu y miró a la otra mujer como si su mera presencia molestara a Feng Xue'er—. ¡Si no hubiera sido por ti, Su Xiaofei no me habría humillado delante de toda nuestra clase!