—No era la primera vez que Yan Xiuchen despertaba con Xiao Rufeng a su lado en la cama, pero verla acostada de lado, una mano mostrando un par de anillos, lleno de felicidad. Su rutina habitual de llenar la mañana con actividades cotidianas fue reemplazada por días de paz junto a la mujer con la que recién se había casado.
Habían pasado dos semanas desde que se casaron y una parte de él se preguntaba si todo esto era solo un sueño. Ella era lo mejor que le había pasado y al fin, después de tres años de espera, era su esposa.
Todavía no podía creer que Xiao Rufeng se presentara en su hermoso vestido de novia y dijera "Sí, quiero". Yan Xiuchen temía que ella huyera en cualquier momento, dándose cuenta del error que estaba a punto de cometer y se alejara de él, pero no lo hizo.