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—Entonces termina lo que tengas que hacer. No me voy a ir a ningún lado —susurró ella en voz baja, sin querer preocupar a Lu Qingfeng.
Sus preocupaciones por él empezaron a disminuir ahora que podía escuchar su voz nuevamente. Ahora, solo podía esperar no tener que aguardar por sus llamadas y mensajes y poder verlo en persona pronto.
—Está bien. Te haré caso —Lu Qingfeng no se atrevió a discutir con ella, ya que también la había extrañado últimamente. Sería una pérdida de tiempo, y preferiría escuchar su voz y oírla charlar interminablemente como solía hacer cuando eran más jóvenes.
Los últimos cinco años sin ella habían sido difíciles para él. Le recordaban los largos años de desesperación y soledad después de que ella muriera en su vida anterior. Sin embargo, Lu Qingfeng sabía que ella necesitaba tiempo suficiente para crecer y hacer las cosas por su cuenta sin su influencia.