—Déjalo para el futuro, hermana Jiahui. Yuyan ha dado este paso, así que debe haber pensado en todo. En algún lugar mi corazón confía en mi hija —dijo Mo Ruolan.
Asintiendo, Ning Jiahui habló:
—Yo también confío en ella y no puedo culparla por nada ya que no le quedaba otra opción y todos sabemos cuánto ama a Lu Qiang. Lo siento por ella. Cuando estos eran los momentos en que debería haber estado feliz como cualquier otra mujer casada, tiene que pasar por dificultades una y otra vez.
Fue un alivio para Mo Ruolan que Ning Jiahui no odiara a Jiang Yuyan después de lo que hizo y soltó un suspiro de alivio. Ahora lo único que quedaba era cómo resolver esta situación desordenada.
—¿No vas a decir nada? —preguntó la abuela.
—¿Qué se puede decir cuando es demasiado tarde para cambiar las cosas? —habló el anciano Lu, que estaba sentado en la silla.
—¿Apruebas la boda? —preguntó la abuela.
