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—Nuestra casa, ¿eh? —exclamó Ning Jiahui, descontenta con las observaciones de Su Hui, y declaró—. Nuestra casa es su casa también, Su Hui.
Su Hui no se vio afectada en lo más mínimo por la respuesta descontenta y las miradas furiosas que recibía de los demás y continuó con calma.
—Nunca dije que no es su casa, hermana mayor. En cambio, ahora ella es la hija de la Familia Lu y eso nos hace más responsables hacia ella. ¿Estoy equivocada? —preguntó Su Hui, despreocupadamente.
Antes de que alguien pudiera decir algo, escucharon la fría declaración de Jiang Yuyan.
—No me casaré con nadie jamás.
La cara de Jiang Yuyan se veía tranquila, pero había una tormenta por dentro escuchando lo que Su Hui había dicho. ¿Cómo podría ella pensar en irse con alguien más y cómo podría alejarse de lo que Lu Qiang dejó atrás y cuya presencia estaba en cada detalle? Aunque él no estuviera con ella, quería estarlo al permanecer al lado de lo que le pertenecía.
