—Lu Qiang, la salvaré, no te preocupes —dijo Lu Feng.
Los ojos de Lu Feng se llenaron de lágrimas, su voz temblaba y su corazón dolía como si alguien lo hubiera apuñalado muchas veces.
Lu Qiang estaba sufriendo tanto, pero esas palabras de aliento de Lu Feng le trajeron una sonrisa a su rostro, pero al momento siguiente tosió sangre.
—¡Lu Qiang! —Lu Feng comenzó a llorar al verlo toser sangre, ya que lo aterró y pudo sentir su dolor.
—¡Tos! ¡V..Ve...! —Una voz dolorosa salió, a pesar de que Lu Qiang estaba tosiendo.
—No hables, Lu Qiang. Espera a tus hermanos, ¿de acuerdo? —dijo Lu Han.
Al igual que Lu Feng, Lu Han se sentía dolido y también tenía los ojos llorosos al ver a su hermano así, pero decidió ser el racional ya que era el mayor y no servía de nada ser emocional. Sabía lo que Lu Qiang quería sinceramente en ese momento y eso era salvar a Yuyan. Sabía que era imposible sacar a Lu Qiang sin ayuda adecuada y sacarlo así nomás lo mataría.