Apenas hubo unos momentos en que Lu Bao vio a Lu Lian alzar la voz y si lo hacía significaba que algo iba realmente mal.
Cuando ambas regresaron a casa en un taxi, de camino, Lu Lian le explicó todo a Lu Bao. Lu Bao se sentía apenada con ella, ya que fue la que insistió en que Lu Lian saliera con los amigos cuando a Lu Lian no le apetecía.
—Lo siento, Lu Lian.
—Está bien ya que no pasó nada, pero la próxima vez no te seguiré a un lugar así ni te permitiré ir allí —declaró Lu Lian y Lu Bao asintió.
Cuando llegaron a casa y estaban a punto de cruzar la sala de estar a oscuras, una de las luces de la sala de estar se encendió, lo que las dejó a ambas en shock y arraigadas en su lugar al ver quién las había sorprendido.
Era Jiang Yuyan, quien bajó a buscar agua a su habitación mientras Lu Qiang dormía. Al verla, ambas soltaron un suspiro de alivio ya que no la consideraban una persona de la que preocuparse, pero fue un error.