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El asistente llevó a Ming Rusheng al pub a regañadientes y luego llamó a Zhang Wei para informarle sobre ello. Sabía que solo Zhang Wei podría manejar a Ming Rusheng en tal condición.
Cuando Zhang Wei llegó, vio que Ming Rusheng estaba sentado en el sofá, medio recostado y borracho. La mesa del centro frente a él tenía docenas de botellas de licor vacías.
—¡Ming Rusheng! —exclamó Zhang Wei al acercarse y hacerlo sentarse derecho—. ¿Por qué te haces esto a ti mismo?
Aunque Ming Rusheng estaba borracho, podía entender lo que sucedía a su alrededor.—Necesito esto para olvidarla o no sé qué haré.
—Te dije que la olvides. Ella no te pertenece, así que deja de pensar en ella y de arruinar tu vida de esta manera. Lo que estás haciendo está mal, Ming Rusheng.
