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Jiang Yang la miró a los ojos y preguntó con calma, pero su mirada mostraba algo más. —¿Hay algo mal?
El corazón de Nixxxie ya latía más rápido y la forma en que Jiang Yang la miraba como pidiéndole decir la verdad, la hacía sentir nerviosa.
—¿Qué podría estar mal, doctor Jiang Yang? Un hermano preocupado por su hermana, ¿hay algo malo en eso? —preguntó Xi Cheng, con una sonrisa socarrona en sus labios sin darle a Nixxxie la oportunidad de decir nada.
—¡Hmm! Cierto. —Jiang Yang asintió y le dijo a Nixxxie—. ¿Me puedes traer un vaso de agua?
Asintiendo, Nixxxie dejó a estos dos hombres. Hubo un silencio que Xi Cheng interrumpió. —Mi hermana todavía es demasiado joven para entender a las personas a su alrededor, por lo que es mi deber cuidar de ella.
—Estoy de acuerdo con tu primera frase. Todavía no puede ver a través de las personas y sus intenciones. —respondió Jiang Yang.
—Igual que no puede ver a través de ti —dijo Xi Cheng.
