Clara no sabía qué esperar en el momento en que Bartos abrió la puerta para que ella y Gilas entraran en la habitación. Todo lo que sabía era que el viejo mago era un individuo poderoso y sabio, uno que seguramente exudaba tanto poder como conocimientos como el maestro de Jayra. A su lado, su pareja estaba igual de emocionado y ansioso, la perspectiva de saber si Ham podría ser completamente restaurado le hacía moverse inquieto donde estaba.
—Relájate —ella lo tranquilizó—. Vamos a superar esto.
—Lo sé —Gilas sonrió hacia él—. Solo espero que esta sea la última vez que necesitemos conseguir ayuda.
Finalmente, la puerta se abrió, y Clara se preparó para ver a un anciano que gritara poder y sabiduría al mirarlos desde donde estaba sentado. Sin embargo, en lugar de eso, lo que vio fue lo que parecía ser un joven no mayor de treinta años parado casualmente junto a la ventana con un bastón masivo girando en sus manos.