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—No confío en ti —dijo Madeline, sus ojos observando al ángel llamado Rafael quien le había dicho que había venido aquí para llevarla a encontrar a alguien. Las únicas personas que conocía aquí eran los arcángeles que la habían recibido cuando ella había llegado al Cielo, y confiaba en ellos.
—Rafael frunció sus labios, sabía que esto sucedería, pero había esperado que la dama accediera a sus palabras y lo siguiera. Sabía que su acción de herir a Uriel le costaría más tarde, pero creía que las cosas solo empeorarían si Madeline no era llevada a la parte delantera del Cielo a tiempo. Lo último que necesitaba era que la gente se matara entre sí y muriera en el Cielo, que se consideraba un refugio.
—Rafael no se ofendió por las palabras de Madeline. Asintió con la cabeza como si estuviera de acuerdo con sus palabras.