El arcángel Michael, que había aparecido hoy en la mansión y frente a Madeline, no era quien decía ser, y si el Salvette Mortem no hubiera aparecido, Madeline no se habría dado cuenta. Ella había conocido a Michael muchas veces antes, pero hoy, había algo muy extraño en su comportamiento. Sin olvidar, cuando comparaba a Michael con Paschar y Gabriel, los otros dos arcángeles eran por naturaleza más apacibles.
—Parece que Vladimir hizo algo bueno al dejarte el Salvette Mortem cerca, aunque no me gusta la idea de que estés muerta —dijo Calhoun. Sus ojos miraron alrededor de la habitación antes de posarse en el libro que Madeline estaba leyendo cuando él había llegado.
—¿Quién crees que tendría miedo de la criatura de la muerte? El arcángel Gabriel parecía apenas inmutado por su presencia —y cuanto más lo pensaba, más no podía creer cómo alguien había suplantado al arcángel Michael y había llegado aquí para encontrarse con ella.
¿Quién podría ser?