Sin embargo, su reacción solo incitó más la ira de Belisario. Él blandía su espada repetidamente y apuntaba a los puntos vulnerables de Lucas, pero Lucas esquivaba cada ataque sin esfuerzo, casi como si danzara alrededor de los ataques.
Esto claramente indicaba la superior fuerza de Lucas frente a Belisario. Pero, ¿lo detendría esto de lanzar más ataques contra Lucas?
No. La respuesta concisa seguía siendo no.
Belisario desató un aluvión de ataques que rápidamente demolieron la oficina y una parte de la mansión. Aun así, Lucas ni siquiera parpadeó; simplemente miraba a Belisario, como si esperara a que agotase su energía.
Sin pronunciar palabra, Lucas evadió todos los golpes de Belisario hasta que sintió que su ira se disipaba lentamente.
Mientras tanto, Rosalind y el demonio que estaba ocupando el cuerpo de Federico parecían bloqueados en un punto muerto.