—El continente del cual hablo es un reino rebosante de diversas razas, donde poderosas criaturas, etéreas hadas, majestuosos dragones y persistentes fantasmas coexisten —comenzó Lucas, su voz resonando con un dejo de intriga.
Sin embargo, a Rosalind le resultaba difícil concentrarse en sus palabras ya que su mirada se desviaba involuntariamente hacia su desnudez.
Una oleada de vergüenza la inundó, y rápidamente desvió la vista, sus mejillas tiñéndose de un delicado tono rosado. ¿Cómo terminaron en tal peculiar situación? Intentó recordar los eventos que los llevaron a su estado actual, su mente llena de fragmentos de memorias borrosas. Afortunadamente, se sintió aliviada al descubrir que aún llevaba puesta su ropa interior, preservando un semblante de modestia en medio de las inesperadas circunstancias.