Lady Dorothy había estado ayudando en las murallas.
—Las palabras de Denys quedaron suspendidas en el aire —y la expresión de Rosalind se tensaba con cada momento que pasaba. Reflexionaba sobre los motivos de la Reina, su mente intentando descifrar los deseos ocultos detrás de la llegada de Dorothy a Wugari. El anhelo de la Reina por tener un hijo no era ningún secreto, pero la medida en que estaba dispuesta a llegar para cumplir ese deseo dejaba a Rosalind inquieta.
¿Era realmente necesario sacrificar algo en el proceso? El ceño de Rosalind se fruncía en silenciosa contemplación mientras se dirigía hacia su habitación, sus pensamientos consumidos por el peso de la situación. Mañana debía ser su cumpleaños, un día de celebración, pero no tenía ninguna intención de regocijarse en él.