Un pesado y sofocante silencio colgaba en el aire, envolviendo la habitación. Entonces Rosalind notó la intensa mirada de Belisario fijada en ella, sus ojos llenos de una mezcla de anticipación y diversión. Su pregunta la sacó de sus pensamientos. —¿No vas a decir nada? —preguntó él, su voz impregnada de intriga.
Rosalind arqueó una ceja, intentando descifrar el significado detrás de las acciones de Belisario. ¿Debería expresar gratitud por la repentina oleada de calor en la habitación? —Gracias por el calor —respondió ella, sus palabras teñidas de un toque de sarcasmo—. Pero no me interesa particularmente tu afiliación con la familia Blaize.