Tras la conclusión de la reunión, Rosalind no perdió tiempo en regresar a la torre aislada donde ella y los demás buscaban consuelo. Esta sería su primera oportunidad para discutir abiertamente los eventos que se desarrollaron en ese lugar abandonado por la diosa.
Al entrar en la torre, las caras familiares de sus compañeros la saludaron. Entre ellos, Elías se acercó con evidente preocupación marcada en sus facciones. Su pregunta sobre el paradero de Atior tomó a Rosalind por sorpresa, una mezcla de sorpresa y curiosidad inundó sus pensamientos.
Nunca pensó que un día, Elías le preguntaría acerca del paradero de Atior, pero de nuevo, ella entendió que los dos pasaron algún tiempo juntos en la isla.
Dirigiendo su atención a los demás, notó la presencia de Huig y Magda, cuyas expresiones reflejaban una combinación de agotamiento y alivio. Valentín estaba sentado calmadamente en el sofá, su mirada fija en Rosalind.