```
—¿No me está permitido acercarme a la mansión? —preguntó Rosalind a Magda.
—Nadie puede acercarse a la mansión a menos que esté con Su Gracia. Ni siquiera el Rey puede acercarse a ese lugar —respondió Magda con calma. Estaba sentada junto a la ventana, comiendo una manzana que Milith había preparado para su merienda de hoy. Habían pasado dos días desde que se despertó y desde que Magda decidió quedarse para 'cuidar de ella'. Sabía que probablemente esta mujer estaba allí solo para vigilarla, pero no se estaba quejando exactamente.
Magda y Rosalind sabían que ella podía dejar ese lugar cuando quisiera. Magda no sería capaz de detenerla.
—¿Has estado dentro de la mansión? —preguntó Rosalind.
—No.
—¿Qué hay de Denys?
—Él ha estado. Escuché que es bastante cercano a Su Gracia. Incluso había rumores sobre ellos.
—¿Rumores?
—Sabes cómo los hombres pasan demasiado tiempo juntos en el campo de batalla a veces... satisfacen las necesidades del otro.