—El Duque está actualmente ocupado con asuntos del Reino.
Victoria levantó una ceja al hombre cuyas pupilas se parecían a la sangre. El hombre había sido respetuoso no obstante, pero mirar sus ojos le había provocado todo tipo de emociones que no le gustaban particularmente.
—Asuntos del Reino —pronunció, claramente insatisfecha con la mentira que el Duque había inventado para evitar verla. Victoria sabía que el Duque debía haber oído hablar de ella. Ella es la actual matriarca de la prestigiosa Familia Lux, alguien que debería ser respetada en todas partes.
Esperaba que al menos se mostrara para saludarla. Honestamente, ¿qué esperaba de alguien que venía del Norte?
Esos bárbaros solo eran conocidos por luchar contra los monstruos. Carecen de modales y etiqueta.
El hecho de que esperara que él incluso reconociera su presencia ya era un error.
—Sí, el Duque ha viajado tan lejos. Necesitaba trabajar incluso cuando estábamos en el camino —el hombre mintió sin siquiera pestañear.
—Ya veo… —Victoria sonrió—. Entonces espero que el Duque tenga un viaje cómodo mientras se dirige al Imperio de Aster —La única razón por la que aceptó viajar con ellos es que quería ver al Duque y usar esta oportunidad para hacer que Rosalind se casara con el hombre.
Los rumores sobre el Despertar fallido de Dorothy ya se habían esparcido, y esto había disgustado a la corona. Claramente, necesitaba encontrar una manera de atraer más atención hacia Rosalind.
Pensó que esta sería la oportunidad perfecta para que Rosalind conociera al Duque. Necesitaba que el Duque supiera que Rosalind también era miembro de la Familia Lux. Por supuesto, iba a llevar a cabo su plan de la manera más discreta posible.
—Señora… —Grace se inclinó al llegar al interior de su carruaje —El lujoso carruaje era lo suficientemente grande para seis personas, pero ella eligió viajar en el carruaje sola.
Al principio, pensó en viajar con Rosalind en el mismo carruaje para crear una mejor impresión, pero esto cambió cuando Rosalind comenzó a llorar todo el tiempo. ¿Cómo alguien puede llorar de la nada? Empezó a preguntarse si todo era un acto, pero luego se dio cuenta de que Rosalind había estado lejos desde que tenía doce años.
Era natural que no tuviera modales básicos y aún se comportara como una niña.
—Ya le dije a la Señorita Rosalind sobre el Duque. Creo que la asusté lo suficiente como para que estuviera curiosa —Los labios de Victoria se curvaron hacia arriba —Rosalind era prácticamente una niña. Estaba casi segura de que el Duque la haría curiosa y, al igual que una niña, querría saber sobre las cosas que le provocaron curiosidad.
Su objetivo era bastante simple.
Quería asegurarse de que había advertido a Rosalind que no se encontrara con el Duque. Envió a Grace, su sirvienta más confiable, a advertirle una y otra vez, y aun así... ella seguía intentando obtener más información sobre el Duque.
Aunque esto no parezca mucho, los rumores pueden hacer o deshacer a una persona dentro del imperio.
¡Rosalind era una joven soltera! ¿Por qué se interesaría en saber sobre un joven Duque también soltero? Obviamente, Victoria ya había enviado a algunas personas a ir a la capital antes que ellos y esparcir los rumores con anticipación. Necesitaba que la corona escuchara sobre el interés de Rosalind en el Duque.
Necesitaba recordarles que Rosalind todavía existía y que si querían enviar a alguien al Reino de Wugary, entonces debían enviar a Rosalind —¡la mancha sucia de la Familia Lux!
—Señora…
—¿Qué pasa? —preguntó.
—No quise entrometerme, pero ¿está segura de que esto funcionará? Yo —he oído que el Duque es cruel y bruto. ¿Qué pasa si él —si él lastima a Rosalind en su lugar?
—Él no se atrevería a tocar a alguien de la casa Lux —aseguró Victoria. En este momento, solo dos personas en la casa Lux podían usar la Bendición de la luz. El patriarca anterior y el actual.
Con esto solo, ningún Imperio o Reino se atrevería a hacerles algo.
Grace comenzó a preparar té para ella.
—Pero —esas cabezas— —Grace vaciló una vez más—. Ya no están en Wulgari. En Aster, mostrar las cabezas de tus enemigos se considera de mal augurio. Quizás
—Grace, eso no es asunto nuestro. Siempre es mejor no hablar de cosas que no nos conciernen. Es más seguro de esa manera —advirtió Victoria. Ella había escuchado historias locas sobre los Wugareños en el pasado. Se dice que comen a sus enemigos. Algunos rumores incluso afirmaban que prefieren comer solo a mujeres y niños.
Son más altos y ágiles que todos los demás y supuestamente, su fuerza proviene de aparearse con los monstruos del norte.
Esto hizo que la gente fuera del Reino de Wugary les temiera.
Es mejor no provocarlos innecesariamente.
—Debería contarle más historias sobre los Wugareños —dijo Victoria.
—Señora, temo que esto podría tener el efecto contrario a lo que usted quería. Creo que ella no es realmente la niña que originalmente pensábamos que sería —respondió su interlocutora.
Victoria bufó.
¿A quién le importa? Su único objetivo es simplemente mostrar a la gente que fue una buena madre advirtiendo a Rosalind sobre el Duque. ¡No era su culpa que los rumores sobre la curiosidad de Rosalind por el hombre se esparcieran justo a tiempo para su llegada a la capital!
Lo que ella no sabía era el hecho de que Rosalind tenía sus propios planes. Justo cuando llegaba la oscuridad, se escabulló de su tienda. Su cuerpo todavía podía estar un poco débil, pero tenía su Bendición. Su luz.
Lo que la gente nunca entiende sobre la luz y la oscuridad es el hecho de que son simplemente dos caras de la misma moneda. La oscuridad existe en la ausencia de luz. En su vida pasada, había descubierto accidentalmente el otro lado de la luz. Desde entonces pensó que estaba maldita.
Intentó esconderlo incluso de su propia hermana. Después de todo, todo el mundo sabe que solo hay siete Bendiciones. ¿Cómo podría alguien poseer otra Bendición? ¿Cómo podría alguien poseer tanto la luz como la oscuridad al mismo tiempo?
Pero su muerte le hizo entender por qué le habían dado la otra Bendición.
No se suponía que debía abrazar solo la luz.
Luz y Oscuridad. Yin y Yang. Bueno y Malo.
Son dos fuerzas complementarias, coexistiendo una con la otra.
Lentamente, se escabulló al carruaje del Duque mientras se preguntaba por qué no había guardias ni nadie afuera.
No tardó mucho en saber por qué.
—Has venido —una voz profunda y familiar la recibió.
Levantó la vista y se quedó congelada al darse cuenta de que estaba mirando el rostro del hombre a quien había salvado en la cueva.