Eve sentía curiosidad por ver esta mansión que Vincent pensaba que la atraería. Pero antes, tenían que llevar a Marceline a la Casa del Purgatorio.
—Cuando dijiste ataúd... ¿quieres decir que tus abuelos ya no están vivos? —preguntó Eve.
Vincent miró a Eve antes de responder —Algo así. Lo sabrás cuando lleguemos al lugar —respondió él.
El carruaje continuaba moviéndose en la oscuridad, con lámparas colgando fuera y dentro del vehículo para mantener alejada la oscuridad. En la próxima hora, incluso Eve se había quedado dormida junto a Marceline, dejando a Vincent despierto.
Cuando se dispuso a mover su brazo lejos de la ventana, su mano rozó su abrigo y se escuchó un leve arrugarse desde el bolsillo cercano. Deslizó su mano dentro del bolsillo del abrigo, sintiendo el pergamino áspero allí, mirando fuera de la ventana a los árboles que los pasaban.