Horas pasaron en la mansión Moriarty, y cuando Eve terminó su jornada laboral, recogió sus cosas y salió de la habitación. Al bajar una escalera, notó a Marceline de pie al costado, y necesitaría cruzar a la vampira para descender la siguiente escalera.
En este momento, esta vampira era la última persona con la que Eve quería encontrarse, especialmente después de saber lo que le había hecho. Decidió ignorar a la vampira y casi pasó de largo cuando escuchó que Marceline comentaba,
—Qué grosera, pasar de aquí sin un solo saludo. —comentó Marceline.
Eve notó que la voz de la vampira tenía arrogancia, algo que no había percibido todos estos días. O tal vez era que Marceline no lograba mantener su compostura que se había desvanecido frente a Eve.