Vincent empujó el colmillo de Marceline con tal rapidez que la joven vampireza no se dio cuenta durante los dos primeros segundos, ya que estaba demasiado ocupada asegurándose de que escapaba del castigo que su padre y su hermano querían que sufriera. Y cuando el colmillo cayó sobre su lengua, sus ojos de un rojo apagado se abrieron horrorizados.
—Siempre es mejor tener ambos colmillos juntos o no tener ninguno, ¿verdad? —Con una mirada seria, Vincent comentó, empujando rápidamente el otro colmillo que Marceline había fallado en retraer.
El segundo colmillo de Marceline cayó al suelo alfombrado. Si hubiera sido posible, habría tenido un ataque al corazón.