Recomendación Musical: Consolaciones, Franz Liszt
Las velas encendidas en la habitación se habían reducido a la mitad de su tamaño original, su cera caía sobre la superficie del soporte de la vela, mientras las llamas seguían ardiendo y mantenían la habitación lo más iluminada posible. La tormenta de nieve no se había reducido, y se podía oír el fuerte viento que movía afuera de la posada ahora. El viento había levantado la nieve suelta de la superficie del suelo, creando una bruma en la atmósfera.
Un par de minutos habían pasado desde que Eva se había unido a Vincent en la bañera, y aunque el calor anterior del agua había desaparecido, aún mantenía a la pareja allí.
Eva sentía su corazón saltar cada vez que Vincent presionaba sus yemas de los dedos entre los suyos, mientras su espalda continuaba apoyada en su pecho.
—Estás en silencio —dijo Vincent, sus palabras cayendo junto a su oído—. ¿En qué estás pensando?