—El cuerpo ya debilitado de Katherina desde la noche anterior cayó en el suelo frío —usó todas sus fuerzas para alejarse de Hellion—. Ambos eran humanos, pero ella no tenía gente que la respaldase ni fuerza.
—Tu chico parece ser tan arrogante como esos vampiros y parece que arrancarle los ojos no haría nada. Pero sé que hacerte daño a ti le causará dolor —Hellion asintió—. Si te hubieras casado con un humano, te habría dejado ir.
Pero Katherina sabía que sus palabras no eran ciertas. El hombre había perdido la razón y no parecía alguien que pudiera recuperar su cordura.
Hellion de repente se inclinó frente a ella, agarrando la pierna de la mujer, que intentó resistirse. Hundió las garras metálicas en los músculos de su pantorrilla.
—¡AHHHHH! —un grito agudo brotó de los labios de Katherina, y su rostro se contorsionó de dolor.