—En uno de los bosques por donde la gente no solía pasar, cuatro carruajes entraron al lugar y se detuvieron donde los árboles eran densos. Los hombres del carruaje bajaron rápidamente de él. Inestables al cargar a las personas inconscientes que pertenecían a una familia adinerada, estas fueron arrastradas por el suelo antes de atarles las manos y las piernas.
Al ver a una mujer de cabellos plateados siendo arrastrada de las manos, uno de los secuestradores preguntó —Pensé que sólo íbamos a secuestrar niños.
—Nos vio y no podíamos dejar testigos. Recogimos a nueve niños. Cuatro de Skellington y el resto de otros lugares como Woodlock —informó otro hombre, quien terminó de atar las manos de una de las niñas inconscientes al poste de hierro.