—La pequeña felicidad que había llegado con el sonido de poseer ochenta monedas de oro se fue de Eva cuando escuchó las palabras de Vincent.
Dave lanzó una mirada furiosa a Vincent antes de dirigir sus ojos a Eva y decir —Si a la señora no le molesta, deberíamos poder compensar nuestro error con dicha cantidad.
—Ella no quiere dinero —respondió Vincent, y el corazón de Eva se hundió en su pecho—. Aunque la señorita Barlow proviene de Pradera, su tía es institutriz y ella también lo es. Incluso si descartas esos detalles, olvidas que no fue lanzada en cualquier lugar sino en la mazmorra, donde fue torturada con un azote que ha dejado cicatrices. ¿Crees que meras ochenta monedas de oro lo arreglarán? ¿Qué hay de su reputación en la sociedad una vez que la gente se entere de ello?
Esto era algo que Eva temía. Esperaba que nunca llegara a la luz.