Recomendación Musical: He'll be on you- Nathan Barr
—Eugenio se bajó rápidamente del carruaje y cerró su puerta. Eva estaba confundida sobre qué hacía la señorita Rosetta en el carruaje con Eugenio.
—Juro que no quise empujarla tan fuerte. Pero mostró sus colmillos y estaba a punto de secarme contándome lo sedienta que estaba. Me asusté y... la empujé y esto ocurrió... —Eugenio se retorcía las manos preocupado, sintiéndose aliviado por un lado, pero también culpable por lo que había hecho—. ¿Qué vamos a hacer, señorita Eva?
Aunque Eugenio estaba a mediados de los treinta, no estaba demasiado familiarizado con lidiar con la gente que pertenecía a las criaturas de la noche.
Eva, que había pasado la peor parte de la noche, abrió la puerta del carruaje y subió. Puso su mano sobre el brazo de Rosetta e intentó despertarla,
—¿Señorita Rosetta? Señorita Rosetta, ¿puede oírme?
—¿La conoce? —Eugenio levantó una ceja.
Eva asintió: