Eve miró su reloj de bolsillo y tocó su superficie con el dedo. Necesitaría repararlo, pensó en su mente. Notando que Noah la miraba, ella le ofreció una sonrisa apenada antes de guardarlo en el bolsillo de su vestido. Le preguntó,
—¿Ha ido bien tu trabajo de la mañana? Ese que has visitado en la mañana —añadió ella.
—Sí, ha ido bien. Era algo que ya se había traído a mi atención antes del amanecer y tenía que estar allí. Gracias por preguntar —le respondió—. ¿Cómo están las personas para las que estás trabajando? —había una mirada de curiosidad en sus ojos negros que Eve no logró captar.
—Son como la mayoría de las familias de clase alta en Skellington, creo —respondió Eve con una pequeña sonrisa.
—Me alegra que no hayas concluido que todas las familias de clase alta son así —la esquina de sus ojos se arrugó, y los ojos de Eve se posaron en la marca de belleza debajo de su ojo izquierdo.
—Ah, eso, sí —sus ojos volvieron a encontrarse con los negros de él—. Dijo: