—¿Tienes un pergamino aquí? —preguntó Eva al echar un vistazo al escritorio de la Tía Aubrey.
—Lo encontrarás en el cajón de la derecha —respondió la Tía Aubrey antes de expresar sus pensamientos sobre la familia Moriarty—. Parece que a la Señora Moriarty le resulta difícil mirar a los pobres. ¿Sabes qué le pasó a la anterior Señora Moriarty?
Eva negó con la cabeza —Nunca pregunté— y tomó la pluma para sumergirla en el tintero.
—¿A quién le estás escribiendo? —preguntó Lady Aubrey, notando que Eva escribía algo en el pergamino con sumo cuidado.
—Es para el Señor Sullivan, que no podremos reunirnos con él para almorzar mañana —respondió Eva.
Lady Aubrey sonrió —Solo porque yo no pueda, no significa que tú y Eugenio no puedan. No te preocupes por mí. Solo necesito un poco de descanso.
Eva negó con la cabeza —No estaría bien dejarte aquí sola.