La cama crujía levemente con los dos cuerpos que se movían encima del suave colchón. Suspiros y gemidos tocaban las frías paredes de la habitación, donde el calor emanaba de los cuerpos de Eva y Vincent.
—¡Ah! —La voz aguda de Eva se derramaba de su boca, sus manos arrugando el colchón debajo de ella, torciéndolo mientras las caderas de Vincent se clavaban en su sexo.
Cuando ella miraba a Vincent, veía que sus ojos ya estaban sobre ella, donde su rostro mostraba una ferocidad mientras entraba y salía de ella. Él levantó una de sus piernas, dejándola apoyar en su hombro. Cada embestida suya era más fuerte que la anterior, y sus labios entreabiertos, soltando gemidos que contenían su nombre en ellos.