La celebración continuaba en el salón de baile de la mansión Moriarty, donde todos estaban de humor para la diversión mientras bailaban, conversaban entre sí, comían y bebían.
Eva bailaba con el Vizconde Eduard y notó que su suegro era tan alto como Vincent. Al mismo tiempo, Vincent bailaba con su tía, la Señora Aubrey, en la pista de baile.
—No te había tomado por alguien de pies ligeros... Vincent —dijo la Señora Aubrey mientras se balanceaba con el vampiro de sangre pura.
—Gracias por el cumplido, Tía Aubrey —los ojos de Vincent brillaron y añadió:
— Parece que usted también es rápida en sus movimientos.
—Cuando era institutriz, era necesario saber bailar para poder instruir a las jóvenes chicas y chicos —mencionó la Señora Aubrey.
—Una mujer talentosa como mi esposa —Vincent respondió a las palabras de la anciana, lo que trajo una sonrisa a los labios de la Señora Aubrey.
—Gracias, Vincent —la Señora Aubrey le agradeció.