Recomendación Musical: Amelia y Enrique- Iván Palomers
—Al ver la sonrisa inquebrantable en los labios de Vincent, Eve se preguntó si este salvador se convertiría algún día en su asesino. Anoche, su pie había sangrado y, después de sacar el trozo de vidrio de su pierna, él había succionado hasta la última gota de su sangre.
—Eve dijo —pensé que acababas de terminar tu desayuno.
—El hecho de que uno termine el desayuno no significa que no puedas hacer un poco de espacio para tu postre favorito, ¿verdad?" Él dio un paso hacia ella, y Eve respiró hondo sin intentar retroceder. Porque sabía que no tenía caso huir. Si Vincent quería atraparla, podría hacerlo incluso después de que ella dejara la ciudad; y esta era su casa.