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Xi Yaohua fue a buscar un vaso de agua mientras Qin Muran gradualmente retomaba conciencia de su entorno una vez más. Se sintió incómoda al ver que Xi Yaohua la ignoraba.
Recogió su ropa desperdigada silenciosamente en el suelo y se la puso antes de recordar que estaban en su oficina.
Qin Muran se volvió pálida. Recordó cómo había perdido completamente la compostura en el apogeo de la pasión y cómo había gritado. No era que fuera del todo inocente, a juzgar por cómo se vestía habitualmente; cuando estaba con Xi Yaohua a puerta cerrada, era extremadamente audaz y abierta a cualquier experiencia.
Sus tácticas eran parte de la razón por la que Xi Yaohua había sido seducido por ella. Xi Yaohua estaba gratamente sorprendido por la desfachatez de Qin Muran en la cama.
