Dentro de la Secta del Asesino Carmesí, Cyrus, el Maestro de la Secta, se sentaba en su oficina sosteniendo una Tableta de la Vida rota, que es esencialmente una lámina de jade con inscripciones en ella que están vinculadas a la vida de alguien.
La Tableta de la Vida en las manos de Cyrus estaba vinculada a la vida de su discípulo, Zander, y acababa de romperse, significando su muerte.
Miró la Tableta de la Vida durante unos minutos, sin cambio alguno en su expresión. Sus ojos estaban tan inmóviles como un lago, sin mostrar ira ni enfado, ya que había previsto esta situación en cuanto Zander escapó de la Secta.
—Suspiro... Si tan solo lo hubiera detenido en aquel entonces, podría seguir vivo —pensó Cyrus mientras pellizcaba el puente de su nariz.
