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Dentro de una habitación grande y vacía en un lugar desconocido, un hombre incomparablemente guapo estaba sentado solo en una cama lo suficientemente grande para que 100 personas durmieran en ella. Las cejas del hombre estaban fruncidas y se formó un profundo ceño en su rostro. Ocasionalmente, uno de sus párpados se contraía.
—¿Quién es? ¿Quién se atreve a impedirme interferir en la vida de Mira? —varias personas aparecieron en su mente, pero las descartó al instante.
—Nadie debería siquiera saber sobre Mira. Ella es solo una insignificante mortal, pero si no fue alguien que conozco, entonces solo podría significar que una tercera parte desconocida ha decidido intervenir. O bien, Mira encontró un protector sin mi conocimiento —su párpado se contrajo nuevamente.
