Aelina dejó la Secta del Asesino Carmesí sin preguntar jamás por Mira. Por supuesto, había una buena razón para esto. Primero, esa no era la razón por la que hizo este pequeño viaje. No importa cuán talentosa fuera Mira, eso es todo lo que era: un talento. Claro, su potencial es ilimitado, pero hasta que alcance ese potencial, es como cualquier otro discípulo.
¡Si tuviera que dejar la Secta para enfrentar a cada persona que se atreviera a matar a uno de sus discípulos, nunca sería libre!
Claro, puede ordenar a los otros ancianos que vayan en su lugar, ¿pero por qué debería hacerles eso? La mayoría está ocupada cultivando, investigando, preparando, creando o en alguna otra misión que ya les ha asignado.
Ellos no tienen tiempo para ocuparse de cada baja en la Secta, ni deberían tener que hacerlo.
Ahora, si Mira fuera una Discípula Principal, Discípula Directa o Anciana, la historia sería diferente. Cualquiera que posea uno de esos títulos es único e insustituible para la Secta.