Después de que Mira y María salieran del Salón de Misiones, ambas tomaron caminos separados para completar sus misiones.
Mientras Mira se alejaba de la Corte Exterior, una sonrisa se dibujaba en su rostro. ¡No podía ocultar su emoción de poner finalmente a prueba sus nuevos poderes!
Así, se dirigió rápidamente hacia donde fue visto por última vez el Jabalí Rocosos. Afortunadamente, no estaba muy lejos, y con su velocidad, Mira logró llegar en poco menos de una hora.
Al entrar en la zona, todo su comportamiento cambió. Sus ojos brillaban con un tono carmesí, sus recién adquiridos instintos bestiales estaban desatados, y el poder fluía a través de su cuerpo.
Esto no sucedió porque hubiera un enemigo peligroso o algo por el estilo. No, ¡Mira solo quería cazar! Se había estado conteniendo todo este tiempo, y ahora finalmente podía desatar su poder.
Sacó su guadaña, que ahora estaba rodeada por un aura carmesí-negra que parecía provenir directamente de las profundidades del infierno.
