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Durante los siguientes seis meses, apenas interactuaron. Esto no era porque no se apreciasen mutuamente, sino porque Celaine estaba al borde de comprender la Intención del Sable. Asami lo sabía y no molestó a Celaine en absoluto durante este tiempo. Conocía lo raro que es que alguien comprenda la Intención, y menos aún alguien tan joven, y no quería ser la razón por la cual dicha persona no pudiera comprenderla.
Entonces, un día fatídico, Celaine estaba meditando en la cueva. De repente, su mente se despejó de todos los pensamientos innecesarios y se concentró únicamente en el Sable. Todo su ser estaba enfocado en comprender las profundidades del Sable y cómo avanzar su destreza con el arma.