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Mientras los cuatro volaban por el cielo, Mira, María y Celaine pensaban en las diferentes posibilidades y ventajas de tener un fénix sobre poderoso como su guardián.
Ya no vagarían por tierras sin rumbo, los encuentros fortuitos serían un poco menos afortunados y más intencionales, y finalmente tendrían a alguien que pudiera responder sus preguntas.
Aunque no planeaban depender siempre de Elenei cada vez que se encontraran en una crisis, ya que seguramente Mira no permitiría tal cosa. Simplemente se sentía bien saber que tenían algo de respaldo en el que podían confiar siempre que estuvieran contra un oponente que estuviera fuera de su alcance.
Hicieron bien en no depender demasiado de Elenei, ya que Mira ya tenía un plan en mente para cuando llegaran al próximo mundo.
Mientras cada uno pensaba en el futuro, no pasó mucho tiempo antes de que cruzaran una barrera invisible y el paisaje a su alrededor cambiara drásticamente.