Después de que Coralia terminó de repartir sus regalos, llevó a los 3 a una de las habitaciones para que descansaran.
Agradecieron la oferta ya que su travesía por el mar había sido tanto mental como físicamente agotadora.
En cuanto se acostaron, sintieron una oleada de fatiga apoderarse de ellos y casi instantáneamente se durmieron. Mira no fue diferente en ese aspecto.
Aproximadamente una hora más tarde.
—Jeje... —se escuchó una risita fuera de su puerta y una Coralia desnuda entró caminando. Utilizaba todas las técnicas que había aprendido para silenciarse y disminuir su presencia.
Ella podía decir que los sentidos de Mira eran increíblemente agudos por alguna razón, casi hasta el punto de que parecía que podía ver el futuro o leer mentes.
Coralia sabía esto porque cada vez que pensaba en algo lascivo o incluso miraba a Mira de reojo, ella lo sabía. Era como si siempre estuviera alerta y lista para luchar.