—¿Qué hizo mi esposa hoy? —preguntó Drayce.
—La Reina recorrió el mercado disfrazada.
—¿Lo disfrutó? —preguntó Drayce.
—Sí, Su Majestad —respondió Slayer.
—¿Compró muchas cosas?
—Sí. Ya fueron enviadas al barco.
—Hmm, parece que le encanta comprar cosas nuevas. Me alegra que haya encontrado un pasatiempo, pero me pregunto si alguna vez llegará a usarlas todas en su vida —comentó Drayce de forma casual, recordando que también había comprado mucho no solo en Puerto Esperanza sino también en Isla Tortuga—. ¿Qué compró esta vez?
—Simplemente actué como escolta de la Reina, Su Majestad —respondió Slayer, esquivando la pregunta. Sin embargo, Drayce lo conocía lo suficientemente bien para entender que algo estaba sucediendo.