Temprano en la mañana, Seren escuchaba a su dama de compañía darle un resumen de su horario para el día mientras sus criadas le ayudaban a colocar su largo cabello en una hermosa y larga trenza, fijando delicados accesorios que combinaban bien con su vestido.
Justo cuando Seren salía de la cámara lateral, la puerta de la cámara principal se abrió para dejar entrar a una sonriente Eva.
—Su Majestad... ¡buenos días! —Eva parecía emocionada, como si no pudiera esperar para decir algo, pero estaba tan sin aliento que sus mejillas estaban sonrojadas.
—¿Por qué estás tan emocionada, Eva? —preguntó la señorita Xena, la dama de compañía de Seren—. ¿No te fuiste a la cocina real para la comida de la Reina?
—¡S-Sí! Por eso... cuando escuché la noticia... ¡corrí de vuelta todo el camino!