—No hagas caso a los rumores. Ella no es lo que dicen —contradijo la Gran Dama.
—Eso espero —dijo él— y decidió tomar solo té, dejando su comida casi intacta.
Justo entonces, llegó un sirviente e informó a Theron sobre la llegada de su hijo mayor. Como señor de un territorio, Keiren estaba fuera de la capital y vino a visitar a su padre tan pronto como escuchó las noticias.
—Su Excelencia, el Príncipe Keiren está aquí para visitarlo.
Theron simplemente respondió con una inclinación de cabeza que el sirviente entendió. Cuando el sirviente se fue, el ánimo de la Gran Dama Teodora se elevó al saber que vería a su nieto cuyo rostro rara vez ve dentro del palacio real.
Un hombre apuesto de cabello castaño en sus veintes tardíos con ropa de cacería gastada por el viaje fue llevado al cenador por el sirviente. Se podía ver que en su prisa, el Primer Príncipe Keiren ni siquiera se detuvo a arreglar su aspecto y fue directamente al Palacio Obsidiana al regresar.
