Al día siguiente, la Gran Dama Teodora llegó al Palacio Obsidiana para visitar a su hijo. El ayudante y los sirvientes de Theron se apresuraron a recibirla en la entrada.
—¿Está despierto mi hijo? —preguntó la Gran Dama mientras entraba con el ayudante siguiéndola—. A esta hora del día, debería estar tomando su comida en su habitación, ¿creo? Pide a los sirvientes que descarguen mi carruaje. Hice que mis damas empacaran hierbas medicinales que pueden ayudar—¿hmm? ¿Qué sucede con tu expresión?
El ayudante dudó en responder ya que estaba seguro de que a la Gran Dama no le gustaría.
—Su Excelencia no está en su cámara... sino en los terrenos de práctica.
—¿Qué?
Como se esperaba, la Gran Dama quedó perpleja, casi perdiendo su aspecto digno mientras se giraba para enfrentar al ayudante.
El ayudante se secó el sudor. —Intentamos detenerlo pero tomó su espada y