En cuanto recibió la urgente convocatoria del Rey, Lady Tyra se apresuró hacia el Palacio de Cristal a pesar de que era tan temprano que el sol apenas había iluminado el cielo.
Que la citara Drayce, una persona que no debería estar en la capital, de manera tan inesperada, la hizo sentir que debía haber ocurrido algún incidente imprevisto, o de lo contrario, el sirviente que actuaba como mensajero le habría informado del motivo por el cual la llamaban a la distante residencia de la abuela del Rey.
Al alcanzar el Palacio de Cristal, lo primero que encontró fue a la Gran Dama Teodora.
—Buenos días, Su Señoría —saludó la recién llegada.
Al ver la expresión seria en el rostro de la anciana, Lady Tyra no pudo evitar preguntar:
—¿Ha ocurrido algo malo? ¿Es por la Reina? ¿Dónde está Su Majestad? —La intuición le decía que definitivamente era algo relacionado con Seren.