—¿Cuándo despertará? —Esther podía escuchar a la Reina preguntar al médico real.
—Esta noche o mañana por la mañana, el Príncipe Heredero debería despertar —respondió el médico.
La Reina soltó un suspiro de alivio y se sentó al lado de su hijo por un rato. También le trajo una sonrisa a los labios de la joven dama, ya que no podía esperar a que él despertara y hablara con ella.
Después de estar un rato, la Reina y Esther abandonaron la residencia del Príncipe Heredero. La Reina continuó atendiendo sus deberes mientras Esther se fue a retomar su trabajo en la biblioteca. Después de organizar el último de los estantes bajo su jurisdicción, se encontró yendo hacia la parte abandonada de la biblioteca adyacente a su sección, la sección que contiene libros de mitología antigua.