Había otras parejas bailando alrededor de ellos, pero todos quedaban eclipsados por la pintoresca pareja en el centro de la pista de baile.
Era una escena hermosa sacada de un libro de romances. No solo era el joven príncipe increíblemente encantador, sino que su compañera era una de las damas más hermosas del banquete. Su apariencia era un deleite para los ojos, y era notable que las elegantes formas de bailar de ambos eran perfectas, como si hubieran practicado esos pasos juntos innumerables veces antes.
—¡Debería ser yo la que estuviera bailando con Su Alteza, no tú! —Clarisa gritó en su mente.