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Al no sentir ya miedo, ella simplemente no miraba dónde reposaba su mano, sino que dejó su mirada explorar curiosamente, desde su ancho hombro, bajando por sus fuertes brazos, hacia su firme pecho, antes de seguir el contorno de su cintura en forma de V...
No pudo evitar tragar saliva, pero por qué, no lo sabía.
Drayce observó su rostro y pensó: «¿Se está sonrojando?»
Sólo podía adivinarlo porque no podía ver sus mejillas ya que estaban cubiertas por el velo. Drayce tomó también su otra mano y la colocó en su pecho. La acercó un poco más y preguntó:
—¿Se siente diferente?
Parpadeó, sintiéndose confundida sobre a qué se refería él.
Aclaró:
—Estar cerca de mí y tocarme así, ¿te hace sentir diferente?
«¿Diferente?», se repitió a sí misma en su mente. Se fijó en lo cerca que estaba del hombre sin camisa.
Lo escuchó hablar de nuevo:
—¿O quizás se siente bien?