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Una vez que la carroza de los novios desapareció de su vista, todos se volvieron para marcharse. Martha regresó a la torre. Dado que Seren se había ido, planeaba jubilarse y dejar el palacio. Ya no había necesidad de que se quedara aquí. Primero decidió empacar sus cosas antes de ir al Rey Armen para despedirse.
No tardó mucho en empacar sus cosas ya que no había mucho que llevar. Había estado viviendo una vida sencilla en esta torre junto a la Tercera Princesa de este reino para cumplir la promesa que alguna vez hizo a alguien. Como estaba acostumbrada a cuidar a otra persona, nunca prestó atención a sí misma.
Martha se quitó la ropa de sirviente real y se puso la de una persona común. Doblando ese uniforme de sirviente real que representaba que era la sirvienta de la Tercera Princesa, no pudo evitar suspirar.